Cuando esta mañana me encaminaba hacía el trabajo, como todos los jueves mí calle estaba llena de jovenes la mayoría estudiantes universitarios y parasitarios otros, que volvían a casa después de una noche de juergas y demás historias. Yo siempre suelo entrar en el metro con mis prisas de siempre, de haber salido de casa 5 minutos más tarde de lo que tendría que haber salido y bajo las escaleras corriendo para no llegar al andén justo cuando se están cerrando las puertas del tren. Cuando esta mañana he llegado al andén, había un grupo de 4 ó 5 jovenes con más pinta de parasitarios que de universitarios. Como siempre suelo pasar de largo y me quedo a una distancia prudencial, a esas horas apenas tengo ganas de relacionarme con otros mortales y mucho menos si llevamos horarios inversos. Por fín tras 2 ó 3 minutos de espera, el tren ha llegado hasta arriba de gente como siempre, así que los parasitarios y yo hemos entrado en el mismo vagón. Uno de los parasitarios ha empezado a rumiar sobre los inmigrantes que iban en el vagón, ha hecho ciertos comentarios sobre papeles y papelas, mientras sus amigos intentaban calmarle un poco, mas que nada porque les iban a linchar. Yo suelo pasar bastante de estas cosas, pero me molesta bastante que se metan con la gente por su color de piel, su sexo o el color de su piel.
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