Oscuridad
Día 1.
Allí estaba yo, tirado a la bartola en el sofá de casa, en calzoncillos, con el ventilador a tope y disfrutando de las últimas horas del domingo mientras tomaba una cerveza helada. Empezaba a pillar el sueño cuando todo quedó a oscuras, me levanté a mirar el cuadro de la luz pero no había nada raro, pensé: “Joder, tendré que bajar al portal”. Unas voces surgieron del descansillo de la escalera, las puertas se abrían y se cerraban, me imaginé a decenas de ancianas deambulando a oscuras, en la calle rugían las sirenas de los bomberos y las ambulancias, la confusión, el caos y el desorden reinaban, aquello era general. Fui al salón tanteando las paredes y cogí varias velas, las encendí, la casa parecía una capilla de iglesia, solo faltaba el santo. Una pija se quejaba por el patio: “Es que no tengo tele, ni aire acondicionado, ni internet, no tengo nada”. Cogí el candil que suelo llevar de acampada, pensé también en montar la tienda de campaña y sacar el camping gas para crear un mejor ambiente, pero desistí de aquella absurda idea y decidí buscar una vieja radio a pilas para ver si decían algo,... nada. Llamé a V. para contarle lo que estaba pasando con cierto tono de humor, esto no me pasaba desde que me cortaron la luz una vez por falta de pago. Me quedé en la cama con el candil leyendo y esperando mientras se me cerraban los ojos, en la calle sonaban fuegos artificiales, llegué a pensar que era un golpe de estado encabezado por Rajoy o algo así, cosa que no pareció del todo rara. Finalmente llego la oscuridad total y quedé sumido en el sueño.